lunes, 26 de noviembre de 2012

"Es como si el paciente no existiera" - DiarioMedico.com

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presidente del Foro Español de Pacientes

"Es como si el paciente no existiera"

El presidente del Foro Español de Pacientes dice que el mundo asociativo sufre la peor crisis de su vida, pero que se debe evitar que la sanidad pierda lo ganado.
José A. Plaza | japlaza@unidadeditorial.es   |  26/11/2012 00:00


Albert Jovell, presidente del Foro Español de Pacientes, confía más en alternativas al copago, como el control que ejercería la tarjeta electrónica.
Albert Jovell, presidente del Foro Español de Pacientes, confía más en alternativas al copago, como el control que ejercería la tarjeta electrónica. (DM)

Como presidente del Foro Español de Pacientes, representa a todos. Albert Jovell habla como usuario del SNS y como médico y, con la que está cayendo en sanidad, tiene lógicamente mucho que decir. Duda de los políticos, asume ciertas inequidades como fruto del sistema creado y cita a Cataluña como un oasis en un desierto en el que casi nadie le pregunta la opinión al paciente.

PREGUNTA. ¿Qué función deben cumplir las asociaciones de pacientes hoy día?
RESPUESTA. Nuestro papel es estar cohesionados para resaltar lo que ha hecho la sanidad hasta ahora, y evitar que se pierda. Pero el mundo asociativo está en crisis, en una de las situaciones más difíciles de su historia.

P. ¿Se sienten representados?
R. Va por barrios. A nivel nacional, por el Gobierno central, absolutamente no. Cataluña es una excepción; el consejero, Boi Ruiz, nos ha comunicado y argumentado los cambios, nos ha consultado y escuchado. En otras autonomías la tradición de consulta a los pacientes afloró hace años, pero ha vuelto hacia atrás. No hay una consideración específica hacia nosotros; es como si no existiéramos.

P. ¿Afectan ya los recortes a la asistencia?
R. Si no se evaluán las consecuencias en salud, los recortes lineales pueden hacer daño al usuario. Estamos especialmente preocupados por cómo afectan al control del diabético. A veces se corta en lo que no es una necesidad inmediata, y eso se acaba pagando más tarde.

P. ¿Quién lo sufre más ahora, el agudo o el crónico?
R. El crónico. Las urgencias se siguen tratando. Es en lo crónico donde el nivel de competencias en salud de la población es más bajo, y eso lo complica todo: hay quien puede decir "no voy a pagar un euro por un fármaco para la hipertensión o el colesterol, que no me quita el dolor"; esto genera agravamiento patológico que se podría prevenir.

P. ¿Qué opina de la Estrategia de Crónicos, recientemente presentada?
R. El problema de las estrategias es su falta de financiación y de capacidad de implementación. Cuando las lees son impecables, con objetivos claros, aunque se agradecería que afinaran más en números y porcentajes, algo difícil porque en España faltan análisis de prevalencia. Se acaban convirtiendo en documentos de buenas intenciones hechos por profesionales muy competentes, pero con una efectividad muy baja.

P. Hay sobre la mesa copagos varios. primero, el farmacéutico.
R. Si el sujeto se lo puede permitir, copagar no es problema: pero hay quien no puede asumirlo. En un territorio muy similar al español en estructura social y sanitaria, como Quebec, en Canadá, tuvieron que eliminarlo porque aumentó la mortalidad y las urgencias. Aquí se ha instaurado sin evaluar sus consecuencias en salud. Sí es verdad que se había viciado el sistema en pensionistas, faltaba control, pero no tengo claro que sea el copago lo que necesita el sistema; quizá sí un mejor control con la receta electrónica, por ejemplo. Un paciente que hoy deja de tomar un antihipertensivo puede acabar mañana en Urgencias.

P. ¿Y el euro por receta?
R. Es peor, porque ni siquiera es progresivo. Estás haciendo decidir entre esa tasa y el euro de la barra de pan.

P. Más: copago en transporte sanitario no urgente, aún por definir.
R. Todo lo que vaya por ese camino va a acabar dificultando la asistencia sanitaria en los grupos más vulnerables de la situación.

P. ¿Conviene actuar tanto sobre el usuario?
R. Son medidas producto del desespero, que tienen mucho que ver con la lejanía que tiene quien las decide con la realidad cotidiana del paciente: los políticos se imaginan las cosas, pero no acaban de conocer una realidad que es mucho más dura de lo que creen.

P. ¿Cómo ve la revisión de la cartera de servicios?
R. No tendríamos que hablar de cartera de servicios, sino de necesidades en salud. Movámonos por ellas: la definición de este concepto tiene un componente clínico y otro político, de capacidad de pago. Pero reconozco que hay zonas grises. La privada puede dejar fuera cosas, porque sabe que lo que no entra lo cubre la pública; pero en la pública, ¿Qué queda fuera? ¿Quién lo cubre si no entra?

P. El Ministerio ha presentado este año la Red de Escuelas para Pacientes. Poco se sabe aún...
R. Cada región intentó formar su red de escuelas para pacientes, y ahora el Ministerio intenta centralizar. Algunos proyectos no se están haciendo bien: la gente no está formada, se cree que tratar con el paciente es fácil, pero es difícil formarle. Es sencillo darle charlas, pero lograr que adquiera y consolide sus competencias, y que éstas se traduzcan en mejoras clínicas, es muy complicado.
Por mi experiencia, los médicos no funcionan bien en esta tarea: intimidan. Nosotros no damos charlas, formamos en competencias, y en España nos hemos precipitado y estamos desmereciendo este concepto.

Cuestión de asumir qué significa la autonomía

Jovell, aunque suene a perogrullada, recuerda que las comunidades son autónomas: "Les hemos dicho que tienen su Parlamento y que pueden decidir. Es difícil hablar de cohesión. Si hay una que considera que cierta prestación es una necesidad, tiene una capacidad decisoria lograda democráticamente". El reto es lograr que lo básico esté garantizado en todas partes, pero "asumimos que hay inequidades, como en educación". El sistema del que nos hemos dotado dispone de mínimos ("todo el mundo tiene sanidad y educación") y máximos, pero "la manera de recibirlas puede cambiar. Hay que asumir que eso es así, pero tenemos que estar atentos y lograr que los máximos se conviertan en mínimos para todos". Por ejemplo, los nuevos tratamientos en hepatitis C, que algunas regiones no financian, "son para nosotros un mínimo, no un máximo. A quienes no lo financien debemos decirles que lo hagan".

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